cambiar antiguos moldes
El
mal de la civilización es la mente patriarcal. Y no me refiero sólo a
la sociedad patriarcal que hace que los machos predominen sobre las
mujeres y tengan un acceso más fácil al poder y a la economía. Me
refiero a una forma de mentalidad que actualmente ya todos compartimos,
hombres, mujeres y niños, contaminados por el mismo virus.
- ¿A qué nos referimos exactamente con esa "mentalidad patriarcal"?
A
una pasión por la autoridad. Por el ego, el ego patrístico, un
complejo de violencia, desmesura, voracidad, conciencia insular y
egoísta, insensibilidad y pérdida de contacto con una identidad más
profunda.
- ¿Y cómo se manifiesta esta mente patriarcal?
En
unas relaciones de dominio-sumisión y de paternalismo-dependencia, que
interfieren en la capacidad de establecer vínculos adultos solidarios y
fraternales. El cerebro patriarcal-racional llama a la competencia,
mientras que el femenino llama a la cooperación. Esta dependencia y
obediencia compulsiva (a los gobiernos y al poder en general) no sólo
son enajenadoras para el individuo sino que constituyen distorsiones,
falsificaciones y caricaturas del amor.
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